- Nuevo capítulo del especial de 'Historias de ida e volta', que ofrece en esta ocasión fotografías y documentos que ayudan a entender las nuevas realidades migratorias a América de los años centrales del siglo XX
Por muchos es conocida la gran influencia que tuvo Argentina como país de acogida de millares de emigrantes gallegos, además de un considerable número de exiliados que, desde la otra orilla del océano, participaron activamente en la propia configuración social y política de Galicia y ayudaron a consolidar nuestra identidad cultural.
Podemos observar cómo las estadísticas migratorias argentinas proporcionan cifras asombrosas referidas al volumen de gallegos y gallegas que arribaron a la tierra porteña, bien temporalmente o bien para permanecer en ella el resto de sus días. Entre 1857 y 1930 más de dos millones de españoles llegaron a territorio argentino y más de la mitad eran naturales de Galicia. En la segunda onda migratoria, entre 1946 y 1960, la cifra de gallegos que llegaron al país austral superaba los 100 000. Tras su llegada al nuevo destino los esperaba una ardua tarea de búsqueda de vivienda y trabajo en tierra desconocida, lo que los llevaba a utilizar las redes de apoyo y solidaridad constituidas por aquellos paisanos que simplemente se habían apresurado más aún en su aventura migratoria.
En este marco, el especial "Historias de ida e volta" -un proyecto web realizado por el Consello da Cultura Galega (CCG) en colaboración con la Secretaría Xeral da Emigración-, vuleve documentando el papel de las sociedades microterritoriales de emigrantes en Argentina.
En el territorio austral se puso en marcha un importante movimiento asociativo que buscaba la integración de los emigrantes, al tiempo que procuraban preservar la identidad cultural gallega. El nuevo especial lleva por título As asociacións microterritoriais da emigración galega en Arxentina y muestra en veinte imágenes y documentos algún ejemplos representativos de estas sociedades.
La entrega número 28 de "Historias de ida e volta" profundiza en este tipo de asociaciones étnicas, "que proliferaron en Argentina como representantes de un partido judicial, ayuntamiento o parroquia gallegos". Procurar el bienestar de sus comunidades de origen y contribuir al desarrollo de proyectos en su tierra natal eran los objetivos de estas sociedades, que fueron el corazón de la construcción de las primeras escuelas, cementerios y lavaderos públicos en las parroquias gallegas. Además, destaca también la participación que tuvieron en iniciativas de carácter político, como las campañas en apoyo a refugiados o por la defensa de la España republicana. Sin embargo, por su carácter microterritorial, algunas de estas sociedades se escindieron o se unieron con otras homólogas. "Muchas de ellas ingresaron en la Federación de Sociedades Gallegas o quedaron diluidas en el Centro Gallego de Buenos Aires, según sus intereses e ideales políticos", explica el especial. Este fue el caso, por ejemplo, del Centro Recreativo del Partido de Becerreá, que, tras su creación en 1927, pronto pasó a integrarse en la Federación de Sociedades Gallegas, con la que compartía un ideario republicano y agrarista.
Formar parte de la directiva de una de estas asociaciones era un modo de reafirmar el ascenso social y económico de los emigrantes en el país de acogida. La fotografía de los directivos de la sociedad Chantada y su Partido y las de las comisiones del Centro Redondela y su Distrito y de la Sociedad Saviñao y sus Contornos forman parte de las imágenes que se incluyen en este especial, en el que también se recogen otras de la masa asociativa de entidades como el Centro Partido de Carballino.
La celebración de reuniones festivas era una práctica habitual en estas sociedades, pues contribuían a mantener los vínculos de amistad y vecindario entre las y los miembros y a preservar los patrones culturales de sus lugares de origen. A modo de ejemplo, la nueva entrega incorpora la imagen de una fiesta organizada por la sociedad Hijos de Silleda de Protección Mutua, así como la invitación a la Romería Gallega de la Unión Residentes de Santiago de Compostela. La música gallega se erigió, asimismo, como una señal de identidad cultural al otro lado mar, por lo que algunas sociedades crearon sus propios coros. Fue el caso de Parroquias Unidas del Ayuntamiento de Rianjo y su Coro Castelao. Además, estas asociaciones étnicas también solían organizar homenajes a vecinos ilustres, como la realizada por los socios y socias de Hijos de Rianjo a Castelao.
Al margen de fortalecer los vínculos sociales y culturales, el especial recoge el papel que estas entidades tuvieron en causas de carácter político, como la Sociedad Residentes del Municipio de Porriño, destacada por el apoyo material prestado para la campaña de solidaridad con el bando republicano en la Guerra Civil española.
La entrega se complementa con otras imágenes que recogen los estatutos que regían el funcionamiento de estas entidades o las asambleas generales que organizaban con carácter periódico. Además, también deja constancia de las importantes aportaciones que hicieron para la construcción de escuelas en sus ayuntamientos natales, como la creada por la Unión Hispanoamericana Pro-Valle Miñor en la parroquia de A Ramallosa.