• Nuestra tierra impulsa con Portugal un proyecto innovador que aspira a transformar estos restos en aceites de pescados ricos en omega 3 o en hidrolizados proteicos
30
Jun
2021

Darle una segunda vida a los residuos del sector conservero. Ese es el objetivo de un proyecto conjunto entre Galicia y norte de Portugal cuyos resultados, por ahora, apuntan a un "alto potencial de negocio", según destacan sus responsables. Así lo explican el ingeniero químico Álvaro Silva, del centro tecnológico Cetaqua, y la responsable de transferencia Noelia Vilar, de la fundación empresa-universidad gallega Feuga, dos de los socios de esta iniciativa, que se denomina 'Conserval' y arrancó en abril de 2019.

'Conserval' se marca como reto desarrollar tecnologías para la valorización de subproductos y aguas residuales del sector conservero en Galicia y el norte de Portugal. En concreto, pretende transformar estas corrientes sólidas y líquidas en productos de mayor valor añadido y con un potencial de negocio, como ácidos grasos volátiles específicos, aceites de pescado con elevado contenido en Omega 3 e hidrolizados proteicos con alto valor. 

"Hasta los años 80 la gestión de estos residuos era muy deficiente. La legislación avanza y el objetivo ahora no es solo limpiar, sino recuperar los componentes", destaca Álvaro Silva desde Cetaqua.

De hecho, ya han implantado un prototipo en una conservera en Vilanova de Arousa y, aunque el proyecto está en fase experimental, los resultados son esperanzadores.

Según explica Silva, dividen los trabajos a tres escalas: muy pequeña, con muestras que se llevan a laboratorio para determinar el máximo de producción posible; pequeña, en la que ya se hacen experiencias en continuo, 24 horas durante los siete días de la semana, para ver si es factible a nivel industrial; y en una industria, como es el caso de la fábrica arousana.

Por su parte, Feuga busca "transferir" estos resultados al mercado. Para eso, según resalta Noelia Vilar, es fundamental "concienciar" tanto al sector, que necesitará hacer inversiones para implementar estas nuevas tecnologías de aprovechamiento, como a otras empresas que serán las que podrán utilizar los productos que se obtengan, y también al consumidor.

Todos deben ver "los beneficios a largo plazo y para el medio ambiente", según remarca esta responsable de la fundación empresa-universidad gallega.

Lo que se extraiga de los residuos del sector conservero "no llegará al supermercado en ningún caso", sino que serán elementos que se podrán emplear para confeccionar bioplásticos y herbicidas o en ámbitos como el cosmético, el de la alimentación animal o incluso el farmacéutico.

El reto es "conseguir calidades", puesto que, por ejemplo, el ácido acético que se consigue es el mismo ya venga del petróleo o de aguas residuales. "A nivel práctico, es como beber agua del grifo o agua embotellada", apunta el ingeniero químico.

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