• Andrés Rodiño y Olalla Borrego hicieron juntos un camino de ida y vuelta que los ha traído de retorno a nuestra tierra, donde impulsan cada uno su propio proyecto empresarial
28
Sep
2020

El verde más oscuro y mojado de la lluvia, incrementado por el leve roce de un suspiro rociero. Los paisajes devorados de colores que transmiten el devenir de aquella vida. Montañas y bosques; grises, azules y más verdes. Pero también las banderas que se mezclan en matices similares, ansiando tener algo parecido. Tal vez un poco de historia compartida, como la del Celtic que quería ser el Celta. O viceversa. Mundos paralelos, que se tocan. Galicia y Escocia. Escocia y Galicia. Espejos separados con cuentos que se escriben a ambos lados de ese azul, otro azul. De esta vuelta, oscuro y silencioso, alargándose desde el Cantábrico hacia el Golfo de Vizcaya, buscando un puerto y un relato.

Como el de Andrés Rodiño, de 39 años y gallego. De Portonovo para ser exactos. Que no es lo mismo que Edimburgo, aunque podría. Bien lo sabe él, conocer de ambos destinos. Andrés, que, como miles de jóvenes, cruzó ese gran azul oscuro en busca de algo, tal vez mejor o tal vez no. Pero en inglés, eso sí. El peso del idioma. Andrés, que vivió en Escocia por 6 años y que luego retornó a su Galicia.

“Me fui a finales de 2012 y volví en junio de 2018. Quería aprender inglés y estudié turismo allí”, recuerda. Una conjugación de la que salió Rooteiro: turismo universal de nuestra tierra. “Otra manera de conocer Galicia en familia, con colegas o simplemente solo en compañía de otros rooteiros”.  

Rafting en el Río Miño.
Ruta de la Isla de Arousa.

Al final, siempre Galicia. “El clima ya cansaba”, prosigue Andrés, que ha dado forma a un modelo de negocio que ahora busca diversificar. Cosas del emprendimiento en época de Covid.

Pero vayamos por partes. Sigamos con ‘Rooteiro’, una oferta de rutas y viajes capaces de transmitir una parte de los secretos de Galicia. Nunca todo, por supuesto. “Recuerdo el año pasado a un grupo de japoneses a los que llevé a orillas del Miño, donde pudieron disfrutar un buen vino. Estaban flipados”. Y quién no.

Es una de las opciones de un proyecto que ofrece una mezcla de muchas de las virtudes de Galicia. Formas de vivir y disfruta de nuestra tierra: de la ruta del Agua, de la Illa de Arousa… Pero también de la gastronomía: del Albariño, de los sabores atlánticos desmenuzados en un taller de cocina, o simplemente de un tour gastronómico de los que cuesta hasta escribir.

El atractivo de Galicia

“Me di cuenta de que había muchos recursos por explotar a nivel turístico y que éramos un territorio muy atractivo durante todo el año”, razona Andrés desde la atalaya de un dossier con propuestas diferentes para grupos reducidos. “La idea es desestacionalizar el turismo y atraer, sobre todo, a público extranjero”, añade.

Un plan algo trastocado en mitad de una pandemia. De ahí la idea de diversificar. Por ahora no quiere decir mucho. Trabaja en el desarrollo de una tienda online; una alternativa a ‘Rooteiro’. “Al final, depende de nosotros. Trabajo e ideas siempre ahí”, argumenta.

El arte y la sostenibilidad

Todo tipo de ideas. Como las de su novia. Olalla Borrego. De 38 años y gallega, por supuesto. Vidas paralelas, de Galicia a Edimburgo y otra vez a Portonovo.

Ella comenzó allí con su proyecto: Lia B Studio. Un estudio de creación artística basado en la sostenibilidad. Cada pieza se elabora de forma artesanal a través de la experimentación con diferentes materiales, poniendo el foco en la innovación y utilización de materiales sostenibles.

“La curiosidad me llevó a Edimburgo, y allí descubrí mi vocación en los cursos de joyería a los que asistía por las tardes al tiempo que me graduaba en Diseño Textil”, recuerda.

Galicia, Escocia y otra vez Galicia. Un trayecto de vuelta para el que contaron con la ayuda del programa de apoyo al retorno emprendedor que cada año promueve el gobierno gallego, y que ha permitido, hasta la fecha, impulsar más de 200 iniciativas empresariales impulsadas por jóvenes de la diáspora.

Como Andrés y Olalla. Olalla y Andrés. Que se fueron en busca de algo y terminaron encontrando Galicia. Otra vez Galicia. Siempre Galicia.

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